Hoy viernes 23 de agosto los peruanos celebran el Día Nacional del Café; sin embargo, para las más de 220 mil familias productoras existen pocos motivos para festejar debido a que el café ya no es un cultivo rentable.  

En lo que va del 2019, el precio internacional del café sigue sin superar los 100 dólares por quintal (56 kilogramos de café pergamino); mientras que los costos de producción en el Perú se han incrementado en los últimos años (actualmente 120 dólares por cada quintal). Esto quiere decir que, a diferencia de sus pares en Brasil, Vietnam o Colombia, al caficultor peruano le cuesta más producirlo que comercializarlo. “El precio en chacra está aproximadamente S/ 6.00 por kilo de café convencional. Es una cifra que no es suficiente para cubrir con los gastos diarios”, señaló Martín Cabezas, dirigente de la Confederación Nacional de Caficultores.

Juan Manuel Benites, ex ministro de agricultura, compara la situación entre los caficultores de Perú y otros países. 

“A diferencia de los productores peruanos, los productores de Brasil o Vietnam poseen una mayor extensión de tierra y sus costos de producción son más bajos al implementar mayor tecnología o porque sus insumos agrícolas como fertilizantes o pesticidas están subvencionados. De esta manera es muy difícil para los caficultores peruanos ser competitivos”.

Según data estadística del CENAGRO, el 95% de los agricultores peruanos que se dedican a este cultivo cuentan con menos de cinco hectáreas, extensión de tierra que es insuficiente si no producen un volumen significativo. La baja productividad también es un problema. El rendimiento nacional promedio es inferior a los 15 quintales (840 kilos) por hectárea, cifra que es duplicada por Brasil.

“La productividad de nuestros agremiados varía en función de su capacidad crediticia para comprar insumos agrícolas de calidad o contratar mano de obra calificada. Si bien, hay caficultores que logran 20-25 quintales por hectárea, no es suficiente para generar la rentabilidad que les brinde mejor calidad de vida. Nos parece insolíto que los insumos menos eficientes no paguen ciertos impuestos y los más avanzados sí”, mencionó Martín Cabezas.

Para Gonzalo Casavilca, experto agrónomo de Yara Perú, una de las principales razones de la baja productividad se debe a que el agricultor no aplica un programa de nutrición balanceada a base de fertilizantes por desconocimiento, falta de acceso o tradición. 

“La nutrición del cultivo es fundamental, pero debe ser de manera dosificada y en el momento adecuado. En Yara trabajamos con caficultores de Cajamarca y San Martín que han logrado una productividad mayor a los 50 quintales por hectárea. Esto demuestra que, con insumos agrícolas de calidad y conocimiento en el manejo del cultivo se puede lograr altos rendimientos. Sin embargo, las prácticas agrícolas siguen siendo tradicionales”.


¿Luz al final del túnel?


Según informó la Junta Nacional del Café a inicios de año, miles de caficultores en las zonas productoras de la selva central están migrando a cultivos ilícitos como la coca porque les genera una mayor rentabilidad. La alternativa para frenar esta migración pasa por aumentar la productividad por hectárea, pero también mejorar la calidad. 

“La producción nacional está concentrada en café convencional, aquel por el que el mercado internacional paga un precio cada vez más disminuido. Una gran alternativa para los caficultores es apostar por la producción de cafés especiales. En este tipo de café prima la calidad de taza (aroma, cuerpo, acidez, sabor). A mayor calidad, mayor será el precio que pagará el mercado para obtenerlo. Un quintal de café con una calidad de taza superior a los 88 puntos puede llegar a bordear los USD 1000.00”, señaló Juan Manuel Benites.

Casavilca sostiene que para alcanzar una calificación de 85 a 89 puntos en calidad de taza, es importante un buen manejo postcosecha (cosecha selectiva, fermentación y secado adecuado, un correcto almacenaje libre de olores fuertes), pero más importante aún es aplicar distintos macro y micro elementos en cada etapa del cultivo como el nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, azufre, boro y zinc porque hacen que la planta y el fruto del café crezca de manera óptima, mejora la calidad, permiten una reducción de la acidez de los suelos, mejora la tolerancia al estrés hídrico y a las enfermedades como La Roya, Phoma, Botritis, entre otras.

Resulta indispensable que el Gobierno, el sector privado, la sociedad y los gremios acompañen el campo con programas de transferencia de conocimiento, que brinden herramientas a los medianos y pequeños agricultores para adoptar buenas prácticas agrícolas que los hagan más competitivos.

“Estamos bastante preocupados por la situación actual. Muchos de nuestros agremiados todavía están pagando deudas contraídas en años anteriores. El café es nuestro sustento de vida y queremos aprender a ser más eficientes para elevar nuestra productividad y calidad para ser más competitivos. Buscamos el apoyo de las autoridades competentes y del sector privado para lograrlo”, añadió Martín Cabezas.